lunes, 29 de junio de 2009

Todo negro

Y nos dejaron ahí, entre hojas azules. Azules como la venas
de un anciano, hinchadas por el tiempo.
También había frutillas color escarlata, eran brillantes, como si fueran de cristal. Pero eran tan delicadas.
Como merengue de pastel.
Intente levantarme y mis manos por inercia buscaron algo con que ayudarse.
Pero las hojas no estaban sostenidas por nada.
Solo flotaban.
Mis movimientos se volvieron cada vez más desesperados.
Lo primero que deje de ver entre esa superficie pastosa, fueron mis pies.
A cada momento me hundía más.
Arrastrándome hacia ningún lado.
Empecé a gritar, y aparecieron unas pequeñas luces sobre mi cabeza.
Eran pequeñas, como las series de un árbol de navidad.
Cada vez que gritaba aparecían más.
Eran tan hermosas.
Pronto sentí que no podía mover mis manos, y me hundía tanto que podía sentir el sabor.
Esa cosa pastosa sabía a muerte. Deje de gritar.
Sé que pueden pensar que es una estupidez. Pero he visto muchas personas morir a lo largo
de mi vida
Recuerdo sus gritos
Recuerdo su última mirada
Recuerdo la sensación de dureza del cuerpo
Recuerdo el olor a sangre
Pero hasta ahora no había vuelto a recordar ese sabor.
Más ahora huelo, veo, escucho, siento el sabor de mi propia muerte.

jueves, 25 de junio de 2009

Sombras

En las paredes de mi cuarto viven unas sombras que se deslizan entre los muebles.
Por las noches se arrastran entre mis zapatos y jalan suavemente las sabanas.
Creo que es por ello que siempre en mis sueños son fríos y llenos de tristeza.
A veces despierto. Corren, se esconden entre la puerta y el espejo.
Algunas veces se inclinan tanto que puedo escuchar sus susurros.
Susurran mucho.
El sonido es con el de una serpiente que repta entre hojarasca.
No hay forma de hacerlas callar.
Por las noches, intento entenderlas.
Pero las sombras, son sensibles y no tienen paciencia.
Se azotan contra la cabecera y caen hasta del colchón, se acomodan en la almohada, susurran un poco más. Se callan.

jueves, 18 de junio de 2009

...globos...

¿Por qué?
Porque te tocas el pecho, como si quisieras alcanzar tu alma, tratando de apaciguar el dolor.
¿Por qué?
Porque nos hacemos más pequeños cada vez que no escuchamos el corazón.

Porque como tú dices,
todo está al revés,
y algún día nos perderemos
elevándonos al cielo
sin forma de regresar al suelo.

a Lunático

...

Creo que ya no puedo ser nada más que sincera.

Esto no es lo que pensé que algún día sería.

Las personas siempre ven con ojos distantes.

Nunca ven al interior de las personas.

Ahora me doy cuenta de lo inútil que es todo.

Satisfacción, gran palabra que todo lo engaña.

Las personas siempre tratan de ser, aparentar ser más de lo que son. Sonríen. Saludan.

¿Qué es lo que importa? ¿Qué es lo que me importa?

Tanto esfuerzo para nada.

Tan vacío ven dentro de ti. No ven más que lo que quieren que seas. Ven huecos dentro de ti.

Todo parece tan homogéneo cuando vez hacia afuera. Pero dentro de ti, eres una gelatina sin cuajar, revoltura de leche y limón. Una masa, que intenta, empuja.

No sé si tenga sentido lo que escribo, pero sé que alguien lo lee.

Cansada de tanta pantalla, solo intento descubrir el interior.

Dime tú, si el besar a un extraño te llena.

Dime tú, por favor que es lo que sientes cada mañana cuando todo, no es más que nada.

¿Qué te hace sonreír de tal manera?

Un chiste estúpido

Tal vez así es nuestra existencia.

Pero, dime tú, reconoce tú, que sangrarías mil veces por tenerla a tu lado.

Que esto no se vuelva hacia algo tan absurdo y desalentador como el amor.

Que se vuelva hacia tu alma, eso que sientes que se desgarra.

Eso que sientes que pesa y no puedes sacar a suspiros.

Que las lágrimas arden cuando tocan tus mejillas, que asquean cuando tocan tus labios.

Dime tú, como soportas la madrugada, rodeado de almas que te susurran al oído.

Que rasguñas las paredes y muerdes el ansia.

¿Cómo aparentas? ¿Cómo respiras? ¿Cómo comes? ¿De qué estas hecho?

Finjamos por favor una vez más que no te escribí esto.