lunes, 23 de marzo de 2015

Si, te odio

Después de su llamada, decidí regresar a armar rompecabezas. Actividad que solo hago en los peores momentos de mi vida. Empecé por las orillas, buscando entre todas las piezas aquellas que se diferenciaran por un lado completamente recto.

Me gusta el sonido inicial, mientras revuelves pedacitos de cartón perfectamente cortados, me imagino la arena que es revuelta por la fuerza de las olas.

Sentí que sostenía algo en la mano izquierda, una pieza, la mire sin mucho cuidado, me di cuenta que era parte de la figura de la mantarraya. Era fácil reconocerla, el rompecabezas era una fotografía del mar, una matarraya y el cielo que divisa una tormenta.

Seguí armando. Regresaba mi mente a pensar en la llamada, en su voz, ha pasado más de seis meses sin escucharla. Suena más niño.

De nuevo en mi mano aprieto fuertemente una pieza, esta vez le otorgue toda mi atención. La misma pieza, la reconozco al instante, que extraño, pero la vuelvo aventar a la caja.

¿Por qué me hablo? ¿Por qué me duele tanto? ¿Por qué estoy temblando? Repito sus palabras en un susurro –Me la he pasado muy mal-

Veo el rompecabezas, he avanzado mucho… casi todas las piezas del contorno, como un marco, están unidas, no es suficiente.

Recuerdo sus palabras - Espero no me odies - se atrevió a decirme. En ese momento casi sale de mi boca- Te amo y nunca he dejado de hacerlo, pero solo permanecí en silencio. No puedo regresar al infierno, esta vez no lo podría soportar. Hay veces me asombro de estar viva.

Noto que estoy sangrando, un hilo de sangre recorre mi muñeca. Proviene de mi puño cerrado, lentamente lo abro, incrustada en la piel, como una navaja sin fijo, la pieza con la mantarraya dibujada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario