lunes, 7 de septiembre de 2009

Callendo sin miedo

Un poema que no es de nadie,
Menos aun del que lo escribe.
Terrible susurro de mil voces.
Color sabor chocolate.

Porque no hay colores que no se encuentren en el viento

Colores en la piel con cada gota. Son más claros cuando tocan mis ojos, e intensos cuando caen en el cabello.
Con ambas manos tocaban el brillo del agua, que a cada minuto se encendía mientras se marchitaba una esfera gigante.
Respirando el aliento fresco de la tierra y los suspiros del aire.